En minutos austeros,
en segundos amargos.
Quizás la peor hora,
para empezar a amarnos...
los gritos de desamparo.
Guardando luces de estrellas,
acallando rumores infundados,
deshojando anocheceres,
perdiendo el alma en las manos.
Y a pesar del duelo que vivimos,
cada uno con el pasado a cuestas,
entrelazamos nuestros dedos,
soportamos nuestras penas.
Ahogamos llantos reprimidos,
aflojamos esas cuerdas,
que dificultan el camino,
que lastran nuestra fuerza.
Amor, que lo dejo todo,
que ya no pierdo nada.
Que nada tengo sino te siento,
que ya no siento, si no te encuentro.
Y todo en el peor momento...
En los minutos más austeros,
en mis segundos más amargos,
sin duda,la peor hora,
para empezar a odiarnos...
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